La Actividad física estimula la producción del factor neurotrófico
cerebral (BDNF).
Hace veinte
años se publico el estudio . Thayer, R.; Newman, R. y
McClain, T. (1994). Self-regulation of mood: strategies for changing a bad
mood, raising energy, and reducing tension. Journal of
Personality and Social Behavior, 67, 910-925.
En el
estudio se plantea que, "una vez que se ha demostrado la capacidad del
cerebro para modificar sus conexiones inter neuronales en caso de
envejecimiento o daño cerebral, la denominada plasticidad, era importante
conocer el papel exacto del ejercicio en la mejora de las funciones cerebrales.
Estudios en ratones, demostraron que la actividad física aumentaba la secreción
del factor neurotrófico cerebral (BDNF), una neurotrofina relacionada con el
factor de crecimiento del nervio, localizada principalmente en el hipocampo y
en la corteza cerebral.
El BDNF,
mejora la supervivencia de las neuronas tanto in vivo como in vitro, además,
puede proteger al cerebro frente a la isquemia y favorece la transmisión
sináptica".
Pero, según
este autor, se continuaba sin conocer la relación entre el factor neurotrófico
cerebral y el ejercicio: tenía que haber algo en la actividad física que
estimulase la producción de BDNF en el sistema nervioso.
La respuesta
se consiguió cuando se descubrió que la actividad física provoca que el músculo
segregue IGF-1 -un factor de crecimiento similar a la insulina-, que entra en
la corriente sanguínea, llega al cerebro y estimula la producción del factor
neurotrófico cerebral.
No debe
olvidarse entonces que el ejercicio físico ayuda a conservar en mejores
condiciones la función cognitiva y sensorial del cerebro.
Juan Francisco
Marcos Becerro, vicepresidente de la Federación de Medicina Deportiva, explica
que la razón de la mejora es la mayor producción de factor CO cerebral,
provocada por la llegada al cerebro del factor de crecimiento IGF-1, que es
producido por los músculos al hacer ejercicio.
Estos
hallazgos, ofrecen a la actividad física un papel neuro preventivo que hasta
ahora no se había tenido en cuenta en enfermedades neurodegenerativas como
Alzheimer, Parkinson, Huntington o esclerosis lateral amiotrófica.
El ejercicio
también podría tener un papel importante en el tratamiento de personas que
sufren depresión ya que esta afección se caracteriza por niveles bajos de BDNF,
lo que podría significar que este factor también está relacionado con
alteraciones en la afectividad.
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